En todo proceso de recuperación y cambio personal un factor
decisivo es el apoyo de los amigos. No basta el terapeuta, los médicos o la
fuerza de voluntad de uno mismo. Todo esto es crucial, pero falta algo para
completar el proceso y darnos la motivación y los ánimos que necesitamos para
seguir luchando.
El amigo tiene un valor terapéutico inmenso. Porque, más
allá del tratamiento, el cambio de hábitos, todo lo que se hace en el nivel
biológico y conductual, es necesario actuar en el nivel energético y emocional.
Aquí es donde los amigos juegan un papel clave. ¿Los amigos te pueden curar?
Pueden ayudarte mucho. No son médicos, pero aportan ese apoyo imprescindible
para activar tus propias fuerzas curativas, tus defensas, tus recursos
internos. Es sabido que las emociones influyen en nuestro metabolismo. De la
misma manera que el estrés baja nuestras defensas y nos hace segregar hormonas
que nos mantienen alerta y tensos, la presencia de un buen amigo activa el
sistema inmunitario, genera confianza, bienestar, y promueve un estado orgánico
más relajado que favorecerá la salud.
“El amor todo lo cura”. Es un dicho popular que encierra una
gran verdad. La amistad es sanadora. En mi caso, he tenido la suerte de contar
con muchos amigos, una auténtica red de apoyo que, después de seis años de mi
incidente ocular, siguen ahí, acompañándome, interesándose por mi estado,
buscando alternativas, aconsejándome, ayudándome de mil maneras. Para el amigo,
lo importante no es tu ojo, sino toda tu persona. Y cuando recibes su
cordialidad, todo en ti mejora: la vista, tu estado anímico y tu salud global.
Una parte de nuestra vida deberíamos dedicarla a apoyar a
gente que lo pasa mal. Podemos hacer un bien inmenso a estas personas, y
nosotros también nos sentiremos felices compartiendo lo que sabemos y
ayudándolas.
¿Por qué me decidí a abrir este blog? Mi intención era esta:
poder ayudar a otras personas que hayan vivido una experiencia similar o de
otra índole. Saber que puedo ayudar a mucha gente que está siguiendo el blog me
llena de alegría y me motiva a seguir adelante en mi investigación por buscar
los mejores remedios.
Escribir sobre la propia experiencia también es una
auto-terapia, que nos ayuda a ordenar nuestras vivencias y a darles un sentido
positivo. Toda enfermedad, todo accidente, nos quiere enseñar algo. Por eso,
aunque la ciencia no pueda responder a tu problema en este momento, pienso que siempre
hay otras opciones o pueden surgir oportunidades y descubrimientos que nos
permitan mejorar. Tengo fe en la maravillosa mente humana y en su capacidad de
autocuración. Finalmente, no te cura el médico, te curas tú con tu fuerza vital
y con los recursos que te han dado.
¿De dónde he sacado esta fuerza para seguir adelante? De
saber que hay un grupo de gente apoyándome. Ellos me animan y me impulsan. No
subestimemos nunca la fuerza de las redes humanas.
A raíz del trombo ocular, he sido más consciente de mi
salud, tanto física como espiritual. Si no me hubiera ocurrido esto, nunca
hubiera llegado a abrirme tanto a aprender, a conocer y a solidarizarme con
otros. Me ha abierto los ojos del alma para descubrir el valor de cuidarse y
ser conscientes de lo que hacemos, decimos y pensamos cada día. Porque lo que
hacemos, decimos y pensamos repercute directamente en nuestra salud.
;) Graciasx3 Padre Joaquín, Amigo Fiel y Eterno!!!
ResponderEliminarDNSBG!!! Aaamén...
Juntos, Edificando vidas!
Maravilloso Muchas gracias por todo Joaquin.
ResponderEliminarEstaba leyendo y mi mente me decía si en todo lo que expresas aquí ya es otro libro. Quiero decir en todos los escritos desde el 1.
Un gran saludoi