En otras entradas he hablado de la importancia de la
alimentación para la vista. Y de cómo cambiar los hábitos alimentarios
constituye una auténtica conversión. Cuando se da este cambio, la mejora es
sustancial y sorprendente. Nuestro cuerpo está diseñado para vivir sano y
responde de inmediato a cualquier cambio positivo en lo que comemos.
Hace unos meses conocí lo que se llama jugoterapia,
o terapia con jugos. Se trata de seguir, durante un tiempo prudencial, una
dieta a base de zumos vegetales recién hechos. Estas dietas no deben
prolongarse más de quince días, según los expertos, pero son muy beneficiosas
por los efectos que producen en el cuerpo:
·
Desintoxican
de las sustancias acumuladas durante años, que se depositan en los intestinos y
en el hígado, y van a parar a la sangre y a las células. Estas toxinas
provienen de una alimentación excesiva e inadecuada, con aditivos propios de la
comida procesada, químicos procedentes de los cultivos, contaminantes, etc. El
estrés también intoxica el cuerpo, pues impide hacer una correcta digestión de
los nutrientes. Lo que no se digiere bien no alimenta y contamina la sangre con
gases, compuestos que ralentizan el metabolismo celular, etc. La terapia de
jugos ayuda a eliminar toda esta suciedad interna acumulada.
·
Alimentan:
un jugo natural, de frutas y vegetales, recién exprimido y tomado de inmediato
es una bomba vitamínica, de minerales, enzimas, agua orgánica… Como está
líquido, pasa muy poco tiempo en el estómago y va directo al intestino delgado.
De allí los nutrientes son absorbidos y llegan a la sangre y esta los lleva a
las células. Lejos de ser un alimento pobre, los jugos naturales son un
super-alimento que puede paliar muchas
carencias nutricionales. No es lo mismo alimentarse que comer. Podemos llenarnos
de mucha comida basura, engordar y al mismo tiempo padecer anemia y
desnutrición, algo común en no pocos obesos.
·
Regeneran.
Al limpiar por un lado y nutrir por otro, los jugos ayudan a regenerar las
células y los tejidos del cuerpo. Esto resulta en un mayor bienestar, un mejor
funcionamiento y un aspecto lozano de la piel. En pocos días se notan
diferencias.
Este verano seguí la jugoterapia con resultados muy buenos.
No pasé hambre. Me sentí ágil, muy lúcido mentalmente, sano y despejado. Muchas
personas me han preguntado el por qué de mi mejor aspecto. Este es el secreto:
jugos naturales y muchas frutas. A ser posible, de cultivo ecológico.
Antes de iniciar una terapia así conviene asesorarse con un
terapeuta nutricional y seguir su orientación. Los jugos deben ser abundantes y
variados, mejor de frutas y hortalizas del tiempo. Aquí tenéis un ejemplo de lo
que se puede tomar al día:
- Mañana: jugo con apio, limón y frutas del tiempo, las que se quieran. Si se le añade piña, melocotón, uva, pera, fresas u otras dulces, queda delicioso.
- Mediodía: jugo tipo gazpacho, con hortalizas y verduras de hoja verde, que no falten (tomate, cebolla, lechuga, ajo, pimiento, zanahoria, apio, etc.)
- Tarde-noche: jugos dulces con frutas variadas.
Podéis pensar que estas mezclas son un poco extrañas. No se
recomiendan en comida sólida, pero el jugo, como se le ha extraído la fibra,
admite combinaciones muy originales y sabrosas. Por ejemplo, a mí me gusta
poner siempre apio a los jugos, por su poder alcalinizante, y a menudo limón. A
partir de aquí, añado lo que tenga a mano, y lo que sea del tiempo. ¡Creatividad!
Por internet encontraréis mucha información y recetas riquísimas.
Explicación de la jugoterapia:
Jugos curativos:
Tengo que añadir que algunos médicos, como el Doctor Gerson, creador de la terapia
Gerson, se basan en la jugoterapia para tratar cánceres y otras
enfermedades de difícil curación, con mucho éxito.
Se aconseja hacer esta cura dos veces al año, en primavera y
en otoño, que son las épocas de cambio de tiempo, cuando el cuerpo necesita
limpieza y mantenimiento para afrontar la siguiente estación. En mi caso,
después de los 15 días de jugo he continuado haciéndome zumos regularmente,
solo por las mañanas y a días alternos.
Es verdad
que supone una inversión: en frutas buenas y en una juguera. Las licuadoras
comerciales no pueden extraer jugo con la misma calidad que una juguera de baja
velocidad, que funciona como una prensa, sin cortar a cuchilla los vegetales y
sin oxidarlos. Los jugos obtenidos así son mucho más densos y nutritivos. Basta
comparar la textura, el sabor y el color entre unos y otros.
Si alguien está interesado, tengo unos amigos en Besalú, cuya empresa vende estas máquinas y las envía a domicilio. Además, ellos comercializan alimentos orgánicos de gran calidad. Este es el enlace: http://www.mundoarcoiris.com/
Finalmente, me diréis, ¿esto qué tiene que ver con la vista?
Mucho. Los nutrientes frescos llegan directos a los capilares sanguíneos y a
las células del ojo. Y ya comenté en otra entrada que el ojo necesita 20 veces
más oxígeno que el cerebro y muchos nutrientes contenidos en las frutas:
vitaminas y minerales. Personalmente, he notado una mejora desde el verano
hasta ahora. Lo más llamativo: claridad en la visión y mayor intensidad en la
percepción de los colores. A todos, incluso a los que estéis bien, como medida
preventiva y para dar un salto cualitativo a vuestra salud, os animo a que lo
probéis.
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