domingo, 24 de noviembre de 2013

Pamplona, un revés que me hace tambalear

Un largo trayecto para una mala sentencia


En busca de otras opiniones para asegurarme de que todas coincidían sobre la eficacia de mi tratamiento decidí trasladarme a Pamplona. La Universidad de Navarra es un referente mundial en tratamiento de patologías oculares. Y buscaba sin cesar otra opinión médica que me diera esperanza, pues me resistía a rendirme y necesitaba más respuestas. Me habían hablado muy bien de esta universidad y una persona amiga tuvo el gran gesto de ayudarme, concertándome la visita y las pruebas diagnósticas.

En junio de 2011 viajé a Pamplona esperando que se me abrieran nuevos horizontes. Encontré una ciudad hermosa y verde, de una medida muy humana, con bellos edificios, su majestuosa catedral, sus parques y el inmenso campus universitario, con los más modernos equipamientos.

Un diagnóstico desalentador


Llegué por la tarde y al día siguiente, a primera hora, me dirigí a la consulta oftalmológica de la Universidad, tal como había concertado. La verdad es que estaba muy inquieto porque en las últimas semanas había perdido agudeza visual de forma considerable. Me hicieron las pruebas, pasé por el optometrista y finalmente me vio el oftalmólogo. Yo esperaba que me aconsejaría alguna terapia diferente o complementaria para aumentar la visión… pero no fue así. No me dijo nada nuevo. No solo eso, sino que, como un juez, me sentenció y me comunicó fríamente que mi edema macular no tenía solución alguna y que llegaría a un punto en que cada mes desearía que me pincharan en el ojo para evitar la distorsión visual. Era el único tratamiento conocido y lo único que podían hacer.

Salí desilusionado, cabizbajo y desconcertado. Una universidad referente en el mundo me acababa de inocular un terrible mensaje: tenía que conformarme a vivir con el dolor y dejarme atravesar el globo ocular con una aguja de diez centímetros. Me dije a mí mismo que no, que no pasaba por aquí, y que no quería vivir con una aguja siempre a punto para perforar la preciosa ventana que me conecta con el mundo exterior. Me dije que, por muy sabios que fueran aquellos médicos, finalmente no eran dioses. Y me reafirmé: recuperaría la visión, no solo era cuestión de médicos y tratamientos, sino de mi propia fortaleza interior como paciente.

Un propósito firme


Finalmente, la salud depende responsablemente de uno mismo; cada cual tiene la opción de ser dueño de su vida y de su salud. En el viaje de regreso iba pensando lo grave que es jugar a ser dioses, como si la medicina tuviera la última palabra sobre la vida y la enfermedad. El ser humano es más que pura biología y conexiones nerviosas, y la ciencia no agota el misterio de la persona. Los médicos, por mucho que lleven bata blanca y estén especializados en su área, no pueden meterse en el interior del paciente. Además de material somos alma, somos espíritu, y somos energía cuántica. Somos imprevisibles y no podemos reducir la globalidad de la persona al funcionamiento de los órganos vitales.

Aunque reconozco que la sentencia me afectó, me dije a mí mismo que era el único responsable de mis ojos y que la salud comenzaba en mi cerebro, que está diseñado para recibir las señales de mi conciencia y de mi alma. Aunque estuve a punto de caer en el pozo de la desesperanza, no me consentí doblegarme. Me visualicé en medio de la penumbra, con todas las herramientas para sanar mi ojo, y me propuse seguir luchando sin desfallecer. Tenía que seguir adelante.

Y sigo en esta lucha porque quiero, algún día, poder ver con la máxima nitidez el maravilloso estallido de la creación y saborear, no con el paladar, sino con los ojos, la belleza de los colores que tejen la existencia.

Han pasado dos años y estoy logrando distanciar en muchos meses los pinchazos. Así seguiré hasta que ya no los necesite. Cada vez tengo más claro que está llegando ese día. Mientras tanto, signo en la brecha.

2 comentarios:

  1. Aaamén, aaamén aaamén...
    Gracias, gracias gracias Dios, Madre Celestial, Ejército Celestial Universo por nuestro amado, respetado, Humilde ÁNGEL sin alas: PADRE JOAQUÍN, de Barcelona para el mundo mundial!!!
    :)

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  2. Amen... así es, con Todo el Amor y la Fuerza Interior de Nuestro Ser que es la Vida en Dios.

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