domingo, 2 de marzo de 2014

Un pequeño resbalón

En el camino hacia la recuperación se requiere, por un lado, una enorme dosis de realismo y, por otro, una tenacidad inagotable. Mantenerse firme en el cambio de hábitos es crucial para el éxito. La perseverancia en la mejora continua será decisiva para lograr tu objetivo.

¿Por qué digo realismo? Porque cuando se trata de algo tan sutil como el ojo sabemos que un accidente vascular dejará una profunda huella. La lesión producida y la recuperación de las células afectadas por el trombo no va a ser fácil. Por un lado, hay que fortalecer los débiles capilares sanguíneos que riegan la mácula. Por otro, se requieren tres cosas. Una: aceptación serena de lo ocurrido. Dos, paciencia para asumir el tiempo necesario para la recuperación. Y tres, fortaleza interior para no rendirte nunca, por muy mal que creas que estés o cuando otros te hagan sentir peor.

Nunca quise rendirme ni pienso hacerlo. Siempre hay opciones. Convertirse en un paciente activo es el antídoto para el desánimo y la desesperación. No acabamos de creer en el gran potencial de autocuración que tenemos. Una parte importante del camino de la recuperación es la actitud vital y, sobretodo, reconocer tu fuerza interior. Tus convicciones, lo que pienses y hagas será decisivo en tu realidad histórica, familiar y personal. La capacidad de abrazar tu existencia, por muy limitada que sea, es la clave para despertar la potente energía que tienes dentro. Ni imaginamos lo que seríamos capaces de hacer si realmente creyéramos en nosotros mismos.

¿Por qué os cuento todo esto? Porque cada día me doy cuenta de que estoy conociéndome más a mí mismo y que lo que estoy pensando respecto a mi salud está marcando la mejora de mis ojos.

Recientemente he vuelto a tener una pequeña recaída. Esta vez, la exudación de la membrana retiniana ha sido muy leve. Aunque había una fuga de líquido no he perdido mucha visión, he mantenido la claridad y la distorsión visual ha sido menor. El ojo estaba mejor preparado para recibir la inyección del Avastine. Tanto, que la recuperación ha sido de una rapidez asombrosa. En tres días he podido reincorporarme a mis tareas habituales. Las primeras veces tardaba de dos a tres semanas.

¿Qué ha ocurrido? En esta pronta recuperación ha tenido que ver mi firmeza en los hábitos de alimentación, en mis ejercicios de respiración, en aprender a delegar, en ser muy consciente de lo que hago, lo que siento, lo que vivo y, sobre todo, lo que pienso. Intento cumplir a rajatabla lo que me propongo. Es verdad que al principio esto requiere de mucha fuerza de voluntad, pero si todo lo que haces se convierte en buen hábito, estás a punto para el milagro. Eso sí, siempre en vela y atento. Las novedades en el campo de la oftalmología se suceden continuamente, pero mientras no llegan otras terapias definitivas has de convertirte en tu propio oculista. Si cuidas de todo tu cuerpo el ojo mejorará asombrosamente, porque todos los órganos están interconectados. La visión holística de la salud nos dice que cuando mejora el todo mejora cada parte.

Aunque algún día sufráis un resbalón, os animo a no rendiros. Seguimos en el camino de la recuperación. La recaída nos ha de ayudar para aguzar el ingenio, ser más conscientes y alentarnos a perseverar. Cada tropiezo es una oportunidad para sacar una enseñanza nueva y convertirla en aprendizaje, en motivo de reflexiones para abrir el horizonte de nuestra mejora. Solo así, algún día, lograremos ser dueños de nuestra salud y de nuestra vida. ¡Ánimo y a seguir avanzando!

1 comentario:

  1. Eso mismo Joaquin, gran lección de resiliència. Ánimo y a seguir!!
    Alexandra

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