jueves, 5 de septiembre de 2013

Las primeras ayudas

A raíz de lo ocurrido, fui muy consciente de que tenía que recuperar la vista. Por mi responsabilidad pastoral y mis tareas, no podía permitirme quedarme quieto.

Lo primero que hice fue visitarme con un cardiólogo para bajar la tensión y el colesterol. Como podéis imaginar, me recetó unos medicamentos y que vigilara mi dieta.

Pero, por mi cuenta, acudí a pedir otras ayudas. Tengo amigos que trabajan en el campo de la medicina natural, obteniendo muy buenos resultados con sus pacientes. Así que recurrí a ellos. También me ayudó una feligresa de la parroquia de San Pablo, donde entonces era rector. Esta mujer ejemplar, que vive sola y lleva una vida autónoma, a sus noventa tantos años, se recuperó de un cáncer después de estar desahuciada. Lleva una vida sanísima y lee perfectamente sin gafas, a su edad.

Tanto ella como mis amigos naturópatas me dieron orientaciones dietéticas y me hicieron ver la necesidad urgente de cambiar mis hábitos alimentarios. Y así lo hice. Cuando te juegas algo tan importante como la vista, todo sacrificio es poco. Así comencé a tomar muchas verduras, ensaladas, frutas… Dejé totalmente la Coca-cola, los embutidos, los fritos y los enormes bocadillos que tomaba antes. Fue un cambio radical, y en pocos meses perdí casi 20 kg. La gente a mi alrededor quedó bastante sorprendida.

La verdad es que un cambio de hábitos dietéticos cuesta, pero me encontré mucho mejor. No solo más ligero, sino que comencé a dormir mejor, se me quitó la constante sed que tenía antes y, lo más importante, normalicé mi presión arterial y mi colesterol fue bajando gradualmente.

Lo que más me motivó en esa etapa fue pensar en los demás: por ellos debía cuidarme. Y no conformarme con tomar unas pastillas, sino con replantear mis hábitos y buscar la salud global. Mi ojo fue la víctima de un estado físico dañado, por causa de un estilo de vida poco saludable. A veces necesitamos un susto para reaccionar. Cuando dejamos de ver bien los rostros, los detalles, las cosas hermosas que nos rodean, nos damos cuenta de que podemos perder algo muy importante. Y está en nuestras manos cambiar.

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